Luz Mery Valencia Arango, más conocida como ‘Doña Mery’ llegó a la Universidad Católica de Manizales hace dos décadas. Lo que ella no sabía es que se convertiría en parte integral de la Institución gracias a su servicio, calidez y, sobre todo, prudencia.
Su trayectoria dentro de la universidad es un viaje de amor, dedicación y conexión humana. Comenzó en el departamento de Publicidad, donde colaboró estrechamente con la rectora Martha Liliana Cano Marín, en ese entonces coordinadora de la Unidad de Capacitación Docente. Desde ese momento, ha sido testigo de la evolución de la Universidad, pasando por diferentes bloques y etapas administrativas.
«Doña Mery es una persona amada por todos, la valoramos en todas sus dimensiones. Es generosa, cuidadosa, cariñosa, responsable y comprometida. En ella pude verse por completo la identidad de la UCM».
Expresó Catalina Triana Navas, Secretaria General y Consultora Jurídica.
El súper poder de Doña Mery
Su compromiso y amor por la Universidad se manifiestan incluso en los detalles más pequeños, como saber exactamente cómo les gusta el café a cada uno de sus colegas. Para ella, la Universidad Católica de Manizales es más que una institución educativa; es una familia, y ella se siente honrada de ser su «mamá».
«A la Hermana Elizabeth le gustaba el café ‘claritico’, la Hermana Gloria término medio con poquita azúcar, a la Hermana Elsa Miriam más oscurito, que le sepa a café. Cristian toma café sin azúcar como la doctora Carolina…» y así podía detallar a la perfección los gustos de Carmenza, Pilar, Catalina, Martha, Mónica, Lina, Daniela (que no toma tinto), Jhoanna, Estefanía, Luis Alonso, la Hermana Amanda, Viviana y cada uno de sus compañeros, a quienes les expresa su profundo cariño en cada taza de café que les sirve. Ese es su súper poder.
Doña Mery cuenta con gran satisfacción que en los momentos más difíciles de su vida la UCM ha sido un refugio. «Cuando perdí a mi esposo en 2017 el amor y la comprensión que recibí de mis jefes y compañeros fue como un calorcito para mi corazón», afirmó. Así mismo, cuando enfrentó la partida de su padre, encontró consuelo en el cálido abrazo
de la comunidad universitaria.
Pero más allá de su trabajo, Doña Mery es una madre y abuela abnegada, columna vertebral para su familia. Sus dos hijos la admiran y cuidan sin reparo alguno, quienes literalmente fijaron los cimientos de la casa en la que actualmente viven, para que su mamá viviera cómoda «como se lo merece».
Su hobby en las tardes es subirse a la cama a ver televisión, tomar tinto y llamar por teléfono a la familia. Decidió no ver más novelas por que la distraían para hacer el oficio. Sus programas favoritos son los rurales, del agro, esos que la remiten a su vida de niña en los páramos de Santa Isabel, Tolima. Sueña con visitar los pueblos de su infancia, donde vive gran parte de su familia, así como continuar construyendo un futuro sólido para todos.