La gran diversidad de relaciones que existen entre lo urbano y lo rural en términos espaciales ha dado lugar a una cantidad de concepciones sobre los territorios de borde, que no solo son diferentes, sino que en algunos casos son contradictorias. Ante estas realidades y necesidades de aclaración conceptual, el libro logra dar razón del concepto de borde a partir del contraste entre varias perspectivas: una que integra las realidades urbanas y rurales asumiendo que las diferencias son parte de los procesos de transformación territorial; otra que identifica al borde como un concepto multidimensional con funciones diversas; y la última, que lo problematiza como un fenómeno propio de la ciudad contemporánea, donde la definición del borde tiene implicaciones importantes para la formación del valor del suelo, lo cual repercute en las normas de planificación del territorio, donde los agentes del mercado inmobiliario han venido desempeñando un papel importante. Esta discusión y las concepciones que plantea la autora se ubican luego en el contexto de la ciudad de Manizales, espacio apropiado para identificar procesos de urbanización formal, en los cuales el ordenamiento territorial oficial y el mercado inmobiliario han intervenido los espacios urbanos y rurales con importantes implicaciones económicas, sociales y urbanísticas.