Mientras estaba en una playa haciendo una grabación, Jaime Duque saca unos minutos para atender una llamada de parte de la Universidad Católica de Manizales. El programa de Publicidad está cumpliendo 50 años y quieren entrevistarlo acerca de cómo fue su vida universitaria. Jaime, relajado y sin inconvenientes, contesta la llamada y está dispuesto a responder las preguntas sobre esa época que ahora parece tan lejana.
De las primeras cosas que Jaime recuerda es que no era muy buen estudiante. Las materias teóricas le costaban mucho trabajo y prefería pasar sus días haciendo, no solo sus trabajos, sino también, aportando en la elaboración de proyectos de compañeros de otros semestres, lo práctico y lo tangible siempre fue con lo que más se identificó. Poder expresarse, ‘poder ser él mismo la clase’, como suele decirlo, era lo que más le gustaba, ya que eran las oportunidades donde podía ser más libre y eran las que le brindaban esas competencias iniciales que luego iba a aplicar en un estudio de televisión donde trabajaba por esos días y en el que la libertad era, sin duda, un ingrediente fundamental.
Y es que vivir entre la publicidad no es un trabajo para Jaime, con toda la naturalidad del mundo dice que hacer publicidad es sentido común, pues se trata de visibilizar sus objetivos, lo que dista totalmente de estudiarla para ganar premios y ser famoso. Si se hace publicidad pensando en que con una campaña se va a ganar un premio, de entrada, se comete un error, ya que no se está haciendo conexión con el cliente, con lo que busca, y quien lo asesora no brindará lo mejor de sí, porque solo piensa en un resultado que está lejos y no se empapará del proceso. “No se trata de hacer solo avisos y cosas para ganarse premios, sino que tienen que ser cosas de las que la gente hable, que modifiquen el mundo; entre menos parezca publicidad mucho mejor. Entonces, lo que se tiene que lograr es que la gente hable de las marcas, que las marcas se vuelvan queridas por la gente, que se vuelvan famosas. Y en este orden de ideas, si el trabajo que usted hace se puede ganar un premio, pues buenísimo, pero no es el único fin”, cuenta este hombre quien durante su carrera ha ganado más de 300 premios, entre ellos varios Leones de Cannes.
Los minutos pasan y Jaime continúa hablando relajado, sabe que lo están esperando para continuar la grabación, pero también cumple con el compromiso telefónico sin que en ningún momento se aprecie algún tono de afán por cortar. Y esto es sencillo de entender cuando, en medio de lo que va contando, explica su receta del éxito, la cual tiene un solo ingrediente que es, simple y llanamente, echarle ganas. Por eso a la entrevista y a cada acción de su vida le echa ganas, como se las echó durante los años que estudió Publicidad y como ve que el programa le ha echado ganas a cada uno de los cincuenta años que cumple en el 2018, pues sin ganas, no hay nada.
“Yo trabajo con mucha gente que ha salido de la Universidad Católica y es gente que está muy bien preparada, gente a la que se le ve las ganas, yo lo que le diría a una persona que quiera estudiar publicidad es que busque la oportunidad de irse a estudiar a Manizales. Es un programa que le mete ganas a esto. Yo creo que son las ganas que le inyectan a uno como persona y como profesional para trabajar lo que la destacan”, insiste Jaime.
Y es que Jaime sabe que esa receta no se consigue ‘de gratis’. Sabe que el hecho de que el azar lo hubiera llevado hasta la UCM fue un antes y un después en su vida, pues llegar allí hizo que pasara de ser mal estudiante, a trabajar en Mullen Lowe SSP3, agencia catalogada como la más innovadora del 2018.
Una agencia donde su libertad y sus ganas lo llevan a que cada día quiera ser su mejor versión, “de nada sirve mostrar algo que uno hizo hace veinte años si lo que acabó de hacer hace media hora no dice nada”, expresa con un dejo de molestia, como si no concibiera que puede haber personas así, que se conforman.
Los minutos pasan y Jaime a veces habla con su equipo, ya se acerca la hora de volver a su labor, pero su ‘rollo’ no se detiene. La última pregunta es acerca de la función de su profesión hoy en día, sobre esto dice: “eso de que la publicidad solo sirve para vender cosas está mandado a recoger” y que “hoy las marcas deben ser causas, deben estar comprometidas con las sociedades y, sobre todo, deben hacer sentir ganas de apoyar esa causa, que cada vez que alguien la vea solo pueda decir ‘wow’”.