A Manuela le gusta tener su vida bajo control. Desde que se levanta a las 4:30 a.m. hasta que se acuesta a las 11:00 p.m., intenta que todo siga una secuencia donde el control sea el centro, pero no de manera obsesiva. ¿Y cómo sería posible en el mundo de la publicidad? Para Manuela el control es evitar abarcar todo el mundo con los brazos y así contar con los dedos de las manos esas personas, herramientas, valores y oportunidades que son definitivas para ser la mejor en lo que hace. Por eso no permite que sus colaboradores se queden más de la hora de cierre de la agencia y sigue en una actualización constante de su oficio, para ofrecer a sus compañeros esa seguridad de que no están transitando a ciegas.
Esa es Manuela Villegas, una mujer disciplinada que, de querer ser filósofa pura, pasó a ser growth hacker, hoy en día la única profesional certificada de este tipo que hay de habla hispana, y próxima a certificarse también como full stack marketer, ámbito en el cual también será la primera mujer de habla hispana.
Porque, aunque cambió esa meta inicial, nunca negoció su compromiso, sus ganas de ser la mejor y nunca cambiaría la experiencia de la Universidad Católica de Manizales, pues allí encontró compañeros que, asegura, serán sus amigos para toda la vida. Y es que en esto radica para Manuela el éxito del programa de Publicidad, en que es un ambiente controlado, donde a cada persona que lo conforma: estudiante, administrativo o docente, se le puede conocer y acompañar para que tenga control sobre su vida, es decir, para que se centre, encuentre lo que quiere hacer y dé lo mejor de sí. Por eso ella asegura que allí encontró su verdadera pasión y aquello que quiere hacer por el resto de su vida, el marketing digital, pues descubrió que en una profesión donde pueden navegar sin problemas la práctica y la teoría también podía ser feliz. “Hicimos lazos que creo que van a durar toda la vida y lo otro que tenía muy chévere la Universidad es que a pesar de que fuera publicidad, yo veía carreras humanísticas, entonces nunca estuve tan alejada de lo que quise como filósofa pura desde lo que desarrolla la publicidad, y hoy en día es maravilloso porque esa concepción teórico-práctica la aplico para todas mis campañas y para todos mis equipos en Colombia. Lo que hago es que entiendan el humanismo, la filosofía, la antropología y todas estas ciencias sociales que permite la publicidad y ver la teoría como una fuente de inspiración para la práctica”, cuenta Manuela.
Cambiar su meta profesional significó en Manuela unos cambios a nivel personal que no dimensionaba para ese momento. Su ideal de ser filósofa pasaba por encima de las opiniones de su familia, pero cuando decidió abrir un poco esa puerta hacia otra alternativa gracias a los consejos e impulsos de una amiga y su abuelo, esa puerta no demoró en abrirse de par en par para acercarla a un mundo totalmente nuevo, y su manera de agradecerlo es pasarlo a todas las personas con las que tiene contacto. “Con mis estudiantes y con mi agencia lo que hago es siempre enseñarles a ser buenas personas, porque todo el resto se puede enseñar. Yo me puse una meta y lo que hice fue lo que me enseñaron: trabajar constantemente para lograr algo y nunca desfallecer. Todos los valores corporativos que aplico en mi empresa también los llevo más allá y paso ese plan de marketing a mi vida, ya tengo claro lo que quiero hacer, no sé cuánto tiempo me vaya a demorar, pero sé que tengo que hacer todas las tácticas para llegar en unos 30 años a donde quiero llegar. Puede que la historia cambie, pero el objetivo se mantiene”, explica Manuela con esa disciplina y esa firmeza que se perciben desde el primer minuto que se habla con ella.
Y es que esa disciplina se la debe a los azares de la vida, pues, lo que puede representar inconvenientes en muchos momentos de su vida, también significó una actitud para que nunca hubiera una excusa: Manuela es disléxica, desde muy pequeña se propuso estudiar más que todos para que nunca se notara, para que nunca se viera que ella tenía una desventaja y por eso ahora tiene ese carácter fuerte que la destaca y le da un sello a su estilo de hacer marketing digital, pero también le da esa sensibilidad para saber que cada persona es diferente y que en cada uno puede haber un talento desconocido, por eso aplaude que cada día el programa de Publicidad de la UCM aprenda a ser más incluyente y a abrirse más al mundo sin dejar esa esencia de ser un programa pequeño, porque eso no es una desventaja. Por el contrario, asegura que esa es su principal fortaleza: “es un lugar pequeño, tiene las condiciones humanas y sociales dadas para que sea todo perfecto y, si tú aprovechas todas esas variables, ese ambiente puede llegar a ser el mejor”, como ella, sin duda, aprendió a serlo.