En la mañana del 29 de enero de 1998 Mónica del Pilar Martínez Palacio estaba firmando su primer contrato laboral con la Universidad Católica de Manizales a sus 23 años de edad. Juan Manuel Aramende Subiría, quien era en ese entonces el director del Centro de Educación Abierta y a Distancia, la había elegido como digitadora después de aplicar las pruebas técnicas correspondientes. Lo que él no sabía era que estaba materializando un sueño que se había cultivado durante casi siete años, el de pertenecer a la UCM.
Desde niña soñaba con ser publicista de la UCM, pero por diversas circunstancias decidió prescindir de ese ideal para enfocarse en apoyar económicamente a su madre, razón por la cual desde sus 14 años trabajó en supermercados, bombas de gasolina y una fábrica de zapatos. Sin embargo, mantuvo firme su objetivo de estar vinculada en algún momento de su vida como colaboradora de nuestra Universidad, así que con la constancia de quien tiene una meta clara, Mónica envió su hoja de vida y esperó más de un año a ser llamada.
Olga Lucía Fernández, quien actualmente es profe de posgrado en la U, fue quien me hizo la entrevista psicológica en el último piso del Bloque B. El proceso de selección no duró más de tres horas, llegué a las 8:00 a. m. y a las 11:00 ya estaba ingresando inscripciones al sistema de todos los estudiantes de posgrado. Tres meses después la rectora del momento, Hermana Judith León Guevara, me ascendió como secretaria de Secretaría General.
Expresó Mónica.
Ese fue el ritmo que marcó el ascenso laboral de Mónica, mes tras mes, año tras año, gracias al destacado desempeño que ha manifestado desde el primer momento en que hizo parte de la Universidad Católica de Manizales.
Además de los cargos mencionados, pasó por las Unidades de Correspondencia, Biblioteca, Facultades de Ingenierías y de Ciencias Sociales y Humanidades, volvió a Secretaría General y, luego de ese último cargo, el rector de ese entonces, el padre Octavio Barrientos Gómez, creó el nuevo cargo de Auxiliar de Oficina para la Unidad de Contratación y designó a Mónica para ejercerlo.
En esta Unidad ha sido auxiliar de Oficina, asistente de Contratación y, hoy en día, coordinadora de Contratación. Al preguntarle qué siente por la UCM su voz se entrecorta mientras menciona las palabras «gratitud, solvencia económica y respaldo. Es mi segundo hogar, del cual he recibido todo el apoyo para ser quien soy hoy y tener lo que tengo».
Resiliencia
El año 1981 dejó grandes marcas en la vida de Mónica, después de vivir la inclemencia de dos fenómenos naturales que dejaron como consecuencia estragos en su vivienda, el lamentable secuestro de su hermana y la pérdida de trabajo de su madre, entre otros hechos, que la llevaron a perder el sentido de su vida. Sin embargo, Dios siempre se ha hecho presente para ella, ya sea por medio de un mensaje, un libro o la noticia más importante de su vida: ser mamá, situaciones que le ayudaron a sobreponerse ante dichas adversidades.
Diariamente Mónica se levanta a las 4:15 a. m. para contemplar a su hija Salomé, de 16 años, mientras duerme, pues en las noches no siempre alcanza a llegar para compartir suficiente tiempo. Es una mamá entregada, disfruta leer y es amante a Netflix, particularmente por las series coreanas. Y, 26 años después, sigue haciendo su trabajo con el mismo empeño y disciplina de ese 29 de enero de 1998.
