“Sale uno con una sed de ganarse el mundo increíble, porque eso es lo que inculcan durante toda la carrera y es que usted es un berraco y usted va a ser capaz de lograr lo que quiera en su carrera, pero tiene que salir a ganarse su puesto”, cuenta Paula Arias con increíbles ganas cuando se refiere a lo que para ella fue haber estudiado Publicidad en la Universidad Católica de Manizales. Tener cada día herramientas para desenvolverse en cualquier ámbito de la publicidad fue una ganancia que hoy todavía agradece pues, aunque ya ha afianzado su perfil por varios años, la Universidad la formó tan bien que nunca tuvo temor de enfrentarse al mundo real: “desde una clase de matemáticas, de análisis financiero, para luego pasar por lenguas y aprender a escribir, a hablar, a interpretar textos o escritores. Yo creo que todas esas materias estaban enfocadas en abrirte creativamente y darte apertura a que tú pudieras desarrollar habilidades en diferentes áreas”.
Y esto lo destaca más cuando recuerda que en su época, el programa estaba compuesto aproximadamente por 200 estudiantes, así que entre todos los semestres se conocían, intercambiaban experiencias, se apoyaban, recibían consejos de los más grandes y los profesores podían saber en qué debía mejorar cada uno. “Otra cosa que me parece espectacular y que sigue vigente hoy en día es el tema de la Odisea, eso nos fortaleció en presentación, en contacto con clientes, sobre todo. Darnos la oportunidad de trabajar con personas desde primer hasta último semestre era una cosa invalorable en ese momento, de verdad era la oportunidad de tú poder estar de codo a codo con la gente más grande, con la gente que ya había visto ciertas cosas, con clientes reales que te iban a dar un feedback real, desde el primer semestre tú tenías que salir a dar la cara y a ser escuchado”, por eso Paula siempre sintió que el programa no estaba ahí para reprobarla o para hacer que se diera cuenta de sus grandes falencias, sino para que se catapultara hacia lo más alto con las suficientes herramientas profesionales y personales.
Así pues, asegura que cuando decidió irse para Bogotá a trabajar, se sintió como una guerrera, “aquí nadie me va a hacer sentir ni más chiquita, ni menos importante, ni con menos conocimiento”, fueron las palabras para sí misma, esas que se convirtieron en un mantra que hoy la mantienen a la vanguardia de las actualizaciones en publicidad.
Y esas enseñanzas de cercanía que recibió en la universidad la marcaron mucho para su perfil; Paula se especializa en trabajar directamente con los clientes. En la agencia Sancho, donde trabaja, es directora de cuenta, por lo que permanentemente, tiene contacto con las personas. Esto le ha servido también para cada día convencerse más de que su trabajo no se trata solo de vender un producto porque sí y que ella tiene en sus manos herramientas para acercarse a las personas detrás de las marcas para que estas cada vez sean más conscientes de su lugar en la sociedad, con el fin de que puedan aportar a la sostenibilidad del mundo desde cualquier ángulo.
“La publicidad empuja a un consumismo, pero finalmente creo que el cambio trascendental que ha tenido en los últimos diez años es que ya no es solamente con un objetivo comercial, sino cómo podemos hacer proyectos o cómo podemos desde la comunicación ser relevantes en temas en los que de verdad se pueda ser trascendentales con el mundo, en temas sociales, en temas educativos, hay estadísticas impresionantes que dicen que una marca va a ser preferida sobre la otra en un 78% más si esa marca comprueba que está haciendo cosas en pro de la sostenibilidad, desde cualquier ámbito que se mire la sostenibilidad: temas ambientales, temas sociales, temas educativos, temas de nutrición”.
Es así como Paula sabe que su trabajo no es uno más en el mundo, no es algo que pase desapercibido, ni que se olvide fácilmente. Por eso lo hace bien, con empeño, voluntad y sacrificio cuando es necesario. “Yo creo que nuestro trabajo es supremamente duro porque tenemos la responsabilidad de orientar a sociedades, a grupos y a comunidades en tomas de decisiones, en cambios de actitudes, en poder direccionar el mundo de cierta manera hacia donde queramos. Creo que ahí hay una responsabilidad altísima y eso requiere compromiso y gusto; este es un trabajo de sacrificio de tiempo, de vida personal, en donde entras a trabajar a una hora, pero no sabes a qué hora sales y si no te gusta y si no estás dispuesto a disfrutarlo, pues probablemente va a ser un choque difícil”, expresa Paula sin dejar pasar entre su firme voz una pisca de contrariedad. Ella es publicista, y así es feliz.