Gabriela Furque, profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Catamarca, visitó la Universidad Católica de Manizales (UCM) para fortalecer la colaboración con los profesores Javier Mantilla y Claudia Nohemy Montoya del programa de Bacteriología. Esta alianza está centrada en una investigación sobre el dengue utilizando un enfoque In silico, es decir, mediante simulaciones computacionales. La investigación se concentra en las lactonas sesquiterpénicas, compuestos producidos por microorganismos que pueden potenciar las propiedades antivirales del cuerpo.
El objetivo actual es, a través de modelado teórico, explorar el potencial de estos compuestos como antivirales contra el virus del dengue. A largo plazo se busca formalizar un convenio entre ambas instituciones para avanzar hacia la experimentación in vitro, evaluando la eficacia de los compuestos y su posible contribución en la lucha contra esta enfermedad.
El IMBA como referente internacional de investigación
Nuestro Instituto de Investigación en Microbiología y Biotecnología Agroindustrial (IMBA) se ha convertido en un referente internacional para estudiantes e investigadores que quieren generar cooperación científica en temas específicos. En el caso de la profesora argentina, su interés se centró dos áreas clave: el desarrollo agroindustrial y la gestión sostenible de la biodiversidad y biomasa para usos sostenibles.
Este proyecto de alta tecnificación fomenta una colaboración estrecha entre los programas de ambas universidades. Además, busca promover el intercambio de conocimientos y experiencias entre profesores y estudiantes, permitiéndoles no solo retroalimentar sus investigaciones, sino también enriquecer su formación cultural y social a través de la movilidad internacional.
Esta investigación tiene un impacto significativo tanto para la población colombiana como para la argentina, ya que el dengue es una enfermedad que afecta gravemente a ambas regiones. Desarrollar compuestos antivirales efectivos podría marcar un hito en la prevención y tratamiento de esta patología, reduciendo la propagación del virus y mejorando la calidad de vida de las comunidades vulnerables. Además, la colaboración entre universidades fortalece la capacidad científica regional y sienta las bases para futuras innovaciones en salud pública, ofreciendo soluciones sostenibles y adaptadas a las necesidades locales.
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