Luego de 10 años fuera de la ciudad, para Erika Johana Durango, graduada del programa de Bacteriología en 2004, volver a Manizales y visitar la UCM la dejó maravillada; recordar su paso por la Universidad, todos los momentos memorables que vivió y en donde descubrió su pasión por el área de la salud.
Erika recuerda cada instante. Desde la entrevista para entrar a la universidad sabía que deseaba no solo estudiar cerca de Armenia, ciudad de la que proviene, sino hacer algo que realmente le gustara, estar al servicio de los demás. Aunque se atrasó un año y no pudo graduarse con su grupo inicial, su carrera no ha dejado de subir desde entonces.
Seguir el camino
Realizó su rural en Cartagena del Chairá, en Caquetá, y apenas terminó se mudo a Estados Unidos donde aprendió inglés y, después de tres años, presentó los documentos para formalizar su residencia. Del país de Norte América destaca el funcionamiento de los laboratorios, pues trabajan por secciones, muy diferente que en Colombia.
Encontró trabajo en el laboratorio del banco de sangre de la Universidad de Rochester, donde laboró por 5 años; luego pasó al laboratorio de inmunología y serología y, posteriormente, tuvo la oportunidad de pasar a los laboratorios de outpatient que son de consulta externa del hospital, manejan hematología y chemical trials, es decir, donde las farmacéuticas envían muestras de medicamentos para hacer el análisis, control de calidad y regulación de los mismos.
Ahí trabajó hasta hace 2 años y medio que se presentó la posibilidad de ser parte del Roswell Park Comprehensive Cancer Center, en Buffalo, una ciudad ubicada al oeste de New York, que resulta ser mucho más tranquila; aunque el frío es abrumador y casi no ve pasar la primavera, le encanta que sea una ciudad menos ruidosa, donde no hay tanto tráfico y ajetreo al que estaba acostumbrada, como ella menciona: “La vida es como una finca”. Ahí, ella supervisa todo el camino que deben tomar las muestras y los resultados para que los pacientes con cáncer puedan tener el mejor tratamiento de quimioterapia.
Amor por su tierra y la UCM
Aunque la vida le resulta muy placentera, lo que Erika más extraña de Manizales es el sabor y el aroma del café y el precioso despertar que siempre está acompañado por la vista al Nevado. En su paso por la ciudad, tuvo la oportunidad de pisar de nuevo la Universidad y ver de cerca lo que revisaba constantemente en las redes sociales.
“Quería ver a mis compañeras que ahora son profesoras. Me llevé una hermosa sorpresa al encontrar una Universidad tan espectacular; ha cambiado muchísimo, maneja mucha más tecnología en todo sentido ¡desde los salones hasta la entrada! Está súper organizada. Los laboratorios son impresionantes y me parece genial que los estudiantes ahora usen uniforme”.
Al final, después de recordar con cariño todo lo que vivió, Erika solo reflexiona sobre lo que es ser estudiante en la UCM y hace una invitación a quienes ahora se forman en estos salones.
“Yo sabía que era lo que verdaderamente quería estudiar. Cuando te centras y te das cuenta de que esto es lo que quieres hacer, solo basta trabajar con ética y con amor. Siempre he pensado que la bacteriología es la llave o la herramienta sin la cual los doctores no pueden hacer todo su trabajo; puede que nos llevemos menos el crédito, pero sin un diagnóstico certero, el médico no puede dar un tratamiento efectivo al paciente, todas la muestras dependen de un bacteriólogo”.