Con la toca y una barra verde adornando la cabeza de las enfermeras, con una barra verde decorando el uniforme de los enfermeros, todos vestidos de blanco y con sus lámparas iluminando la oscuridad momentánea del Auditorio Santo Domingo, 36 estudiantes de séptimo semestre de Enfermería de la Universidad Católica de Manizales hicieron, el pasado viernes 3 de septiembre, el juramento que los compromete a cuidar con sus vidas a los pacientes que tendrán a cargo, ahora que comienzan a realizar las prácticas asistenciales en diferentes centros médicos de la región y del país.
La ceremonia de imposición de insignias es uno de los momentos más importantes que viven los enfermeros a lo largo de sus vidas; es el día en el que empiezan a usar el blanco que acompañará su caminar por la vida como Jefes de Enfermería, con enormes responsabilidades sobre sus equipos de trabajo, compañeros, pacientes, compromisos administrativos y demás desafíos que se empiezan a presentar desde ahora.
Vale la pena recordar que cada estudiante tiene la posibilidad de escoger que Enfermero tendrá la posibilidad de imponer sus insignias. En esta oportunidad la imposición estuvo a cargo de los profesores Óscar Andrés Álvarez, Paula Andrea Trejos, Sandra Milena Campiño, Yanier Betancur, Natalia Maya, Nancy Álvarez, Paula Andrea Duque, todas con el acompañamiento de Laura Cano Bedoya.
Fragmento del discurso del estudiante de Enfermería UCM John Gilberto Ceballos Zapata:
Hace 7 semestres ingresamos por primera vez a la universidad con la mentalidad de sacar esta bonita carrera adelante. Esos primeros pasos por las instalaciones nos fueron llenando de alegría y optimismo, nuevos profesores, nuevos compañeros que se convirtieron en amigos de verdad, con los que atrás quedan muchos recuerdos, al recordarlos podemos notar cuanto hemos cambiado en todo este tiempo y cuanto hemos aprendido de todo lo vivido, algunos han encontrado entre pasillos y escaleras el amor, unos se han ganado la admiración de sus compañeros, otros, y quiero recitar lo que dije el primer día, y es ¨no todos se iban a graduar¨ y a esto me refería,
hoy somos 36 estudiantes de los muchos que empezamos, unos abandonaron por diferentes motivos, los demás se quedaron en el camino y recibimos otros a los cuales acogimos con el corazón, pero no me queda duda de que cada uno hemos dejado huella en los demás y en todo aquel que durante estos años ha contribuido en nuestra etapa de aprendizaje y formación.
Con el paso de los meses nos dimos cuenta de que era una profesión llena de satisfacciones, por ayudar a salvar vidas; o de tristezas, cuando las cosas se salen de las manos y no se pueden cumplir los objetivos. Eso sí, queda la satisfacción de entregarlo todo hasta el final.
Hemos llegamos a un punto cumbre de nuestra carrera, o al pico, para hablar en los términos de moda: la imposición de insignias, Un día esperado y anhelado por cada uno de nosotros.
Este momento tan simbólico de la entrega de las cofias y las barras, nos llena de orgullo y reafirma cada vez más nuestro compromiso con la carrera, la universidad, nuestra familia y los futuros pacientes, al recibirlos significa que abrimos las puertas a la vocación, el cuidado, la responsabilidad y el compromiso profesional ante la sociedad.