“Cuando tuve mi primer hijo en New York, observaba cómo en medio del dolor e incertidumbre, tenía personas cuidando de mi bebé y de mí. Veía en ellos su profesionalismo y humanidad; fue ahí, en medio de ese dolor, que el deseo de ser como ellos inició”, así recuerda Claudia Soto, graduada de Enfermería en la UCM, cómo nació su pasión por esta profesión.
Claudia desde joven se radicó en Estados Unidos, pero por motivos personales tuvo que volver a Colombia. Al llegar a la casa de sus padres y con el apoyo de su familia ingresó a la UCM al programa de Enfermería, donde obtuvo su título en 2015. Su vida laboral inicio en Garzón, Huila, en el servicio de Hospitalización, un tiempo después, se convirtió en instructora en el área de salud en el Sena Regional Caldas, hasta 2017 que decidió volver a EE.UU.
Nuevos inicios, nuevos sueños
Al llegar a Estados Unidos, su primer objetivo profesional fue conseguir la validación de su título, obtuvo ayuda y asesoría de la UCM que realizó el proceso con una oficina autorizada por la Florida Board of Nursing, entidad encargada de la expedición de certificados laborales para enfermeras. Por su parte, presentó cuatro exámenes de inglés y el NCLEX-RN (Examen del Consejo Nacional para la Licencia de Enfermería) necesarios para obtener su título como Bachelor de Ciencias en Enfermería y el certificado para trabajar como enfermera registrada en Florida.
La experiencia le ha dejado algo claro, ser enfermera no es fácil y es un constante aprendizaje. En la actualidad trabaja en un Hospital de Florida en el área de cardiología y oncología, además, por razones de la pandemia, fue asignada a la zona para Covid-19.
Entre sus recuerdos más importantes como enfermera, recapitula que su compañía fue objeto de un ataque cibernético, ocasionando que todos los procesos se realizaran a mano.
“Cuando se trabaja con la tecnología computarizada son mínimos los errores que se pueden producir, pues se lleva un récord minucioso y constante de la condición de cada uno los pacientes, pero esta situación nos obligó a volver a la época del papel y tener mayor responsabilidad por nuestros pacientes”, manifestó.
Claudia, que tiene como proyecto certificarse en oncología o cardiología, cree que los momentos más felices como enfermera han sido con sus pacientes. “Puedes de una u otra formar traer alivio y paz a sus vidas, ya sea con la administración de algún medicamento, un procedimiento o con tan solo brindarles un espacio para escucharlos”.
Un recuerdo imborrable
Al pensar en la UCM, un momento sublime y significativo llega a su memoria. De píe, con su uniforme blanco, representación de pureza y transparencia; sosteniendo su lámpara y su Toca, símbolo que caracteriza el legado de Florence Nightingale, recita: “Juro solemnemente ante Dios y en presencia de esta asamblea llevar una vida digna y ejercer mi profesión honradamente. Me abstendré de todo cuanto sea nocivo o dañino, y no tomare ni suministrare cualquier substancia o producto que sea perjudicial para la salud…”. Recuerda que, allí, al terminar su ceremonia de Imposición de Insignias, entendió que su vida estaría ligada y comprometida en ayudar a la gente. Además, que la UCM es “un lugar donde se cumplen sueños”.