En tan solo unos minutos, eso que tanto deseas puede convertirse en realidad. Esos minutos se transforman en momentos llenos de emociones bonitas. “Estaba en casa con mi tía, eran las once de la noche cuando me llegó la noticia. Cuanto más leía, más me emocionaba, ¡incluso empecé a bailar con el gato!”.
Un sueño y una aspiración que fue creciendo. Y así, la experiencia empezó a tomar forma, un proceso que pareció lento y un poco estresante, pero que fue acercando a Rafael León Vargas hacia un país nuevo, a una ciudad bonita, una universidad diferente y personas muy respetuosas y amables. Salir de México y encontrarse con otra cultura, aprender y adaptarse al lenguaje, la moneda, el cambio de horario; venir a Colombia representaba una oportunidad de aprender y seguir trabajando para cumplir su propósito: ayudar a curar y cuidar a las personas vulnerables.
Por primera vez, Rafael estaba lejos de casa, lejos de su familia y de sus costumbres. Llegar a Manizales y recorrer sus calles; ver el cable aéreo y los edificios; sentir el clima –– tan sólo un poco más cálido, comparado con frío al que ya está acostumbrado –– y admirar la belleza natural de la ciudad era lo que tanto deseaba, conocer más allá de su precioso, aunque pequeño pueblo, Nanacamilpa en el estado de Tlaxcala.
Su vida se centró por completo en lo académico. Ama todos los aspectos sobre la prevención y el cuidado de la salud y tener la oportunidad de contribuir en la mejora de los pacientes. Estudiar Enfermería en la UCM lo hizo inmensamente feliz y le llenó de alegría su corazón; además, complementó los aprendizajes que, hasta ese momento, había adquirido en su Programa.
Lo que más le emociona dentro de este campo es trabajar en obstetricia, y como él menciona: “Pocos conocen qué significa eso”, se trata del cuidado y la atención a la mujer en estado de embarazo y en el proceso de parto. Pero su paso por la UCM, también le permitió descubrir cuánto le gustan los temas cardiovasculares.
Conocer cómo funciona el corazón se convirtió para él en algo ‘fabuloso’ y ‘fenomenal’.
Aunque hubiera querido salir y conocer mucho más de Colombia viajando a otras ciudades y probando muchos platos típicos, se dedicó casi todo el tiempo a leer y a hacer trabajos, “lo que realmente vengo es, ¡a estudiar!”. Entre actividades académicas, atención a pacientes y contrastes culturales, sólo puede reírse al pensar en cómo se sorprendían aquellas personas o algunos de los pacientes que atendió durante su práctica al descubrir que no era pastuso sino mexicano, un hecho que le dejó dos recuerdos indelebles, el primero, saber que muchos pacientes preferían su atención por ser extranjero y, segundo, su confusión al no saber el significado de la palabra ‘pastuso’.
“Este ha sido el único semestre de mi carrera que no quería que se acabara”. Con una sonrisa cargada de alegría y de cierta nostalgia piensa en todo su recorrido en la UCM; en el resultado de su trabajo y de su esfuerzo; en los momentos de felicidad y los momentos un poco más ‘feitos’; en todas las personas con las que compartió y en sus maestros, a quienes respeta, admira y aprecia mucho por su conocimiento, su dedicación y buena disposición para enseñar, con los que está muy agradecido por todo lo que le aportaron para convertirse en un excelente profesional.
Un progreso que Yanier Betancur, una de sus profesoras en la UCM aprecia:
Rafael siempre soñaba con lo que venía, adquirió diferentes conocimientos de muy alta categoría y alcanzó muchos logros tanto en su vida personal como profesional. Se fue a México aprendiendo a cuidar con amor.
De toda su experiencia, lo que más lo emociona y que recordará siempre es sentir que es parte de la comunidad, sentir que es parte de la familia UCM.
Por Leandra Katherin Cifuentes
Unidad de Comunicaciones
leandra.bedoya@ucm.edu.co