Era el mes de marzo del año 2021. Un día previo a la graduación de los ex combatientes que hicieron parte del programa de Entornos Productivos, impartido por la Universidad Católica de Manizales, con el apoyo de la Agencia Nacional para la Reincorporación y la Gobernación de Caldas. Ante la cámara de televisión que registraba los últimos momentos del proceso de formación, Lucho, uno de los estudiantes que hizo parte del diplomado expresó: “Mi emprendimiento es la fabricación de calzado, diseño y armado. Yo hago zapatos, sea de dama o de hombre”.
La sorpresa de uno de los periodistas encargados de hacer el cubrimiento de la actividad fue grande, pues en su gran mayoría, los emprendimientos que desarrollarían los demás integrantes del grupo se habían enfocado en alimentos o en producción agrícola. En este caso, Lucho quería innovar con algo que requeriría una mayor inversión económica para sus máquinas de trabajo e inversión de tiempo para aprender y perfeccionar los modelos que ofrecería en uno de los municipios del departamento de Caldas.
La Universidad Católica de Manizales nos enseñó muchas cosas, sobre todo, cómo podemos manejar nuestro negocio desde la parte empresarial, cómo debemos llegar a nuestros clientes y administrar los recursos. Esto nos da herramientas para poder estabilizarnos en nuestro trabajo y tener una mejor producción.
Un día después, Lucho subió al escenario del Auditorio Santo Domingo de Guzmán de la UCM y recibió, vestido de toga y birrete, su diploma que lo certificó como graduado del Programa Modelo de Entornos Productivos, en el cual 34 ex combatientes pasaron por las aulas virtuales y presenciales de la Universidad durante 10 semanas, con 500 horas de formación teórico- práctica, donde profesores compartieron sus conocimientos en emprendimiento, marketing, publicidad digital, ventas, fundamentos financieros de administración.
Ya ha pasado más de un año desde que Lucho se graduó de la UCM con una formación académica y humana que ha podido aplicar en su emprendimiento, manifiesta que este tiempo ha sido de mucha felicidad para él, pues le ha dado vida a su idea de negocio con inspiración y creatividad, lo que le ha permitido diseñar zapatos por su propia cuenta y tomar las ideas de sus clientes y hacerlas realidad, cubriendo así algunas necesidades económicas en su hogar.
Su trabajo profesional ha sido admirado por sus clientes quienes vuelven a su negocio en busca de nuevas creaciones, lo que hace que Lucho se sienta feliz trabajando, pues considera que el hecho de que le paguen por hacer algo que le gusta le da una doble satisfacción.
Son lejanos los sueños de ver a su microempresa convertirse en una compañía del tamaño de Nike, Adidas, Reebok, Fila, Under Armour o Bata. Pero en su mente y corazón, Lucho tiene su fábrica como uno de los más grandes logros alcanzados en su vida y aún espera que al menos en su municipio, se convierta en la primera opción de búsqueda de zapatos para sus habitantes.
A la Universidad le doy las gracias por esta oportunidad que nos dieron de haber podido capacitarnos, algo que recuerdo gratamente por toda la ayuda recibida y la atención que nos dieron. Nos hicieron sentir importantes y valiosos y esto solo se logra por el talento humano que tiene la UCM.
Por Alejandro Marín Pineda
Unidad de Comunicaciones
almarin@ucm.edu.co