Muchas personas pueden decir que la época universitaria trae consigo dificultades y momentos de crisis, pero pocas pueden decir que la vida universitaria se partió en dos debido al pasar de la vida misma. María Cecilia López perdió a su padre mientras estudiaba Publicidad en la Universidad Católica de Manizales. Una penosa enfermedad se llevó esta gran parte de su vida y con ella la alegría y las ganas de estudiar. Se apagó su luz y se apagaron sus ideas. María Cecilia solo quería ‘desconectarse’ del todo y dejar la universidad. Sin embargo, se dio cuenta de que su camino no estaba todo oscuro y que, aunque ella no lo veía al principio, nuevas luces emergieron y le ayudaron a ver y a destapar una nueva ruta que, definitivamente, es un piso para la mujer que es hoy en día. Esas luces fueron compañeros, profesores y las directivas del Programa y la Universidad que nunca se rindieron con ella y que la acompañaron hasta que se encarriló de nuevo. “Conservo una profunda gratitud hacia la universidad porque sin importar las circunstancias ni los motivos de ese momento, lo primero era yo como persona”, son las palabras con las cuales María Cecilia resume lo que fue para ella la universidad, el escenario de preparación para todo lo que vendría en su vida.
Es que María Cecilia no llegó a la Universidad con ese sueño claro con el que muchos entran el primer día y se mantienen hasta que son egresados. Entre los aprendizajes y algunos golpes, ella fue creando ese sueño, lo llenó de matices, le dio un rostro, una personalidad, lo coloreó y lo fue haciendo más grande hasta que se dio cuenta de que ser creativa gráfica era lo que más le gustaba en la vida: “mentiría si dijera que tenía todo fríamente calculado. En mi caso personal, el camino fue apareciendo a medida que daba los pasos. Tenía una visión muy distinta del negocio en aquellos años y un perfil profesional que cambió radicalmente porque salí a prácticas pensando que era ejecutiva de cuentas cuando en realidad era creativa gráfica. He aprendido a no planear tanto porque la vida me ha sorprendido con cosas que nunca imaginé vivir y que, por supuesto, no estaban en mi guion”.
Esto ha cultivado en María Cecilia una gran paciencia, lo cual, aunque no sucedió de la manera en que lo hubiera planeado, es una de sus grandes herramientas a la hora de ilustrar y de trabajar por lo que más quiere, pues no se desespera cuando hay frustración o cuando las cosas no salen de la mejor manera. Sabe que existe el borrador para corregir y que el lápiz se puede afilar de nuevo, que los colores pueden combinarse y sus personajes pueden pasar de la tristeza a la alegría. “El camino no ha sido nada fácil porque no todos los clientes se animan a usar ilustraciones en sus proyectos, lo que puede generar cierta frustración, pero justamente esa condición la vuelve una motivación fuerte para seguir intentándolo. Por eso cuando logré hacer toda una campaña ilustrada para BBDO Rusia, para una tienda de tatuajes, sentí que esa era una buena señal. La campaña se envió a Lüerzers Archive, una prestigiosa publicación austriaca, donde es un gran logro ser seleccionado ya que es una gran ventana para agencias, anunciantes, fotógrafos, ilustradores y proveedores del negocio en general. Fueron seleccionados 2 de 3 avisos, pudiendo saldar una vieja deuda que tenía conmigo misma”, cuenta a modo de anécdota María Cecilia, pues asegura que no sería lo mismo tratar de ser ilustradora sin ser publicista; la experiencia de desempeñarse de esta particular manera le ha creado un perfil único y la ha revestido de competencias que no la hacen una extraña para el mundo publicitario.
Es por eso que María Cecilia sabe lo que significa tener en sus manos un lápiz para crear y para enviar un mensaje, sabe que la publicidad es una herramienta con una gran voz y que está hecha a partir de las grandes ideas de equipos de trabajo que unen lo mejor de sí para ‘cranearse’ campañas únicas que pueden cambiar el mundo, razón por la cual hablar de la publicidad como algo netamente comercial es quedarse en la punta del iceberg.
“Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que esta no es una profesión individual, sino todo lo contrario, ya que se unen muchos lazos con colegas. Tenemos la voz, sabemos cómo hacerlo y tenemos las herramientas. Existen unas campañas maravillosas que tocan la fibra más sensible y que suman de manera significativa”, asegura María Cecilia como quien sabe que, por más pequeño que esté un lápiz, su trazo puede seguir siendo igual de fuerte.