Mateo sabe que durante sus cinco años de estudiar Publicidad tuvo que cambiar su lente más de una vez. Tal vez empezó con un lente macro, donde solo su anhelo de ser fotógrafo se veía a gran detalle, destacándose y siendo protagonista, pero de seguro el paso de los semestres hizo que cambiara a un gran angular con el cual obtuvo una visión mucho más amplia de la publicidad. Mateo fue terco cuando tuvo que tomar la decisión de entrar a la universidad, pues, aunque quería ser fotógrafo a toda costa, quería complementar esto con una formación que apalancara la fotografía. Fue por eso mismo que tomó varios caminos antes de entrar a la Universidad Católica de Manizales, donde finalmente se quedó, pues encontró todo lo que quería. Cuando obturó por primera vez en esta Institución, supo que ese era su lugar y que sería la guía indicada para sus proyectos a futuro.
“Cuando yo estudié había asignaturas que no tenían nada que ver con fotografía, pero que me ayudaron muchísimo para poder ser y desarrollarme profesionalmente porque para ser un fotógrafo no solamente tiene que estudiar fotografía, obviamente tiene que explorar muchas ramas. En la Universidad estaba el tema del “merchandising” que no tenía nada que ver con la parte de fotografía, pero uno se da cuenta cómo se maneja el producto, cómo es el empaque, cómo es el tema de vitrinismo, entonces digamos que no fueron cosas específicas de fotografía, pero fueron datos y conocimientos importantes para el desarrollo profesional como fotógrafo”, explica Mateo al referirse a esa capacidad del programa para moldearse de acuerdo con el talento de cada estudiante, pues él, asegura, siempre fue muy firme con su sueño de ser fotógrafo y nunca encontró una negativa, sino gran apertura de cada uno de sus profesores para aportar desde sus conocimientos lo que mejor pudiera servirle para llegar a su meta; cada uno tenía interés donde él tenía inquietudes.
Y eso Mateo lo mantiene consigo a donde va, como esas fotografías viejas que están guardadas, pero que traen los mejores recuerdos, porque cuando era estudiante tenía sus referentes, sus ejemplos a seguir; esas personas a las que admiraba por su gran trabajo. Y hoy, Mateo es también un referente para nuevos estudiantes que le escriben para decirle cuánto admiran su trabajo, por eso mantiene los pies sobre la tierra porque qué mejor que poder compartir algo de lo que sabe con otros que, como lo fue él, son estudiantes llenos de sueños por cumplir. “En el transcurso de la carrera también vi la importancia de ayudar, de encontrar una forma de contribuir con alguien para que aprenda o darle unas palabras de apoyo para que pueda hacer algo que quiera hacer en un futuro. Entonces, me gusta mucho cuando me escriben a felicitarme, o cuando me encuentro correos electrónicos diciendo: “oye, me encantaría conocerte”. Yo no dudo en responder, se trata también de involucrarse un poco con las personas”, cuenta Mateo, quien también recuerda que fue en la universidad donde aprendió a dejar la timidez, a expresarse y a ser más abierto, pues sabía que buscaba un trabajo muy mediático y que debía darse a conocer para tener nuevas oportunidades.
Sin embargo, esa apertura nunca la ha confundido con sentirse una celebridad, porque, aunque ha publicado fotografías editoriales para revistas internacionales como Vogue y ganó un León de Cannes por la campaña “Run for your balls”, en la que él tomó las fotografías, es un joven sencillo que asegura que el trabajo de una persona egoísta y egocéntrica no será tan relevante como el de alguien que es amable con los demás.
Aunque su pasión es la fotografía de moda y de producto, no olvida los grandes aportes que su oficio puede hacer al mundo, como efectivamente sucedió con “Run for your balls”. Por eso también hace parte de ‘Proyecto Ciego’ (así se puede buscar en redes sociales), una iniciativa para enseñarle a personas invidentes cómo tomar fotografías, las cuales después son expuestas en diferentes espacios de las ciudades para compartir este inusual arte; y como proyecto personal, toma fotografías de niños en estado de vulnerabilidad para hacer visible esta problemática desde una perspectiva diferente y que así pueda generar más impacto y se puedan tomar acciones que prevengan este flagelo.
Todo esto, además, funciona en Mateo como un polo a tierra, pues es consciente de que no todo en la vida es gloria y de que el globo de la fama en cualquier momento se puede estallar; nunca olvida por qué toma fotografías, por qué esto lo apasiona y cómo esto es alimento para su alma. “Una persona puede ser muy talentosa, tener un súper cargo o ser un súper profesional, pero si no es un ser humano y una persona con valores, no va a ayudar mucho, entonces, involucrar esas dos partes: profesional con personal, es básicamente la receta que yo daría para poder llegar al éxito y lograr lo que uno se propone en la vida”, concluye Mateo.