“Hay que darse cuenta uno para qué es bueno, para qué está en el programa de Publicidad”, cuenta increíblemente seguro Sebastián Guarín. Desde el colegio quería ser publicista aun sin saber todo lo que incluía el paquete, pero él ya sabía que ese sería su futuro. Y así ha sido. Por eso, es muy contundente cuando asegura que las personas no pueden ingresar al programa de ‘desparche’, esperando a ver si algo sucede, si algo las emociona. El compromiso que Sebastián adquirió desde su primer día como estudiante y que le fue dando tantos descubrimientos maravillosos sobre lo que era ese sueño que venía empacado y que él fue destapando capa por capa, habla de una persona que es responsable con su oficio, que reconoce lo que le costó, lo que implica para los profesores estar allí dando lo mejor de sí.
Sabe perfectamente qué le diría a su hijo si, algún día, le anuncia que también quiere ser publicista. “Pues le diría que me encantaría si esa es su decisión y que miráramos bien qué es lo que le gusta de la publicidad, qué es lo que le llama la atención para ahí encaminarlo y enrutarlo y decirle venga, si a usted le gusta esto, probemos este tipo de cosas, yo creo que hay que hacer como un “focus group” de la persona para saber qué es lo que él quiere y qué le llama la atención para poder descubrir el talento”, explica de una forma algo metódica Sebastián, pero es porque sus pies siempre han estado en esa tierra que soporta al Programa de Publicidad de la Universidad Católica de Manizales, esa tierra que tantos frutos le ha dado.
Pues para Sebastián, la publicidad es un camino que puede sacar lo mejor de cada persona cuando esta conoce sus talentos y se inspira a llevarlos a todos los escenarios para aportar a la construcción del mundo en el que se vive.
“Creo que es primordial saber uno para dónde va, con ayuda obviamente de la Universidad. Si uno sabe para dónde va y qué quiere hacer o para qué es bueno, yo creo que tienes el 50% ganado ¿Por qué? Porque si tú no sabes si vas a ser copy, si vas a ser creativo, si vas a ser diseñador y picas aquí, picas allá, no vas a llegar a ningún lado. En esencia, tienes que saber para qué eres bueno, descubrir eso, encaminarte y enrutarte”.
Y así, entre el hall del programa, las escalinatas, la gente que iba y venía y la atmósfera de la ciudad, Sebastián decidió que su camino era el video. Grabar, editar, elegir sus personajes y sus historias, hacer de la cámara una extensión de sus talentos y ofrecer alternativas visuales que puedan transitar por las diferentes plataformas es el mayor gusto en su vida.
Gusto que ha arraigado gracias a la disciplina, pues sabe que hacer todo lo que él hace puede ser complejo y desgastante, pero que vale la pena. Su iniciativa de video se llama ‘follow’, no porque él siga a nadie, sino porque sus piezas pueden ser ubicadas desde cualquier plataforma y lugar del mundo, pueden ser compartidas y generar sensaciones únicas para cada persona que se acerca a una pantalla. “El video tiene mucho futuro porque es multiplataforma y si tú lo conectas bien es una herramienta para vender y ayuda mucho a la marca a conectarse con los usuarios o con los clientes. Entonces, me enfoqué desde hace casi seis años a hacer contenido digital, dedicado al videomarketing y si una marca o una empresa quiere promover sus servicios o su producto en redes sociales o en otros medios, pues aquí estamos nosotros haciendo ese tipo de cosas”, explica Sebastián, porque sabe que con un video casi que se puede hablar de tú a tú con la otra persona, que una mirada, así sea por una red social, puede atrapar los ojos del otro, puede convencerlo de algo, puede llevarlo a la acción.
Dentro de sus proyectos está particularizar aún más la experiencia del usuario con el video y llevar la relación de las personas con sus redes sociales a buscar otras iniciativas menos comerciales, pero que satisfagan necesidades y pongan en el ojo público a personas que así lo merecen. “A mí me encantaría hacer publicidad para la gente: el embolador, el de la chaza. Gente que no tiene la percepción de que su servicio o su marca pueden ser conocidos al instante porque ya todo está súper conectado globalmente. Entonces qué nota que el ‘man’ que embola los zapatos pueda tener su Instagram o su Facebook y la gente: “hey, qué bien, yo te sigo”. Es ver cómo se conecta el mundo para tú también hacerlo y poder proponer cosas diferentes”.