Incomprensión, intimidación, maltrato, trato despectivo, acoso escolar, entre otros, son escenarios de vulnerabilidad presentes en las aulas de clase. Profesores y estudiantes que categorizan y discriminan pueden hacer de la escuela una estancia de supervivencia para un estudiante. ¿Pero qué pasa cuando un afectado por estás malas dinámicas escolares se moviliza y alza su voz? ¿Qué sucede si se respeta y se reconoce la diversidad en el aula? ¿Qué puede ocurrir cuando las barreras son derrumbadas desde la propia educación?
Este es el caso de Over Camilo Ortegón Vega, un estudiante del Doctorado en Educación y apasionado por la música, que en su juventud fue categorizado como un niño incómodo y diferente en el aula de clase y que busca derribar esas barreras desde el inicio del ciclo escolar en su labor hoy como profesor. “Estamos en un mundo demasiado complejo, donde el privilegio nos nubla y nos negamos a comprender. La política, la educación y otros aspectos sociales nos dividen”.
Desde el colegio trabajó con jóvenes con discapacidad pensando en una educación para todos; en su recorrido por la UCM, estudiando la Licenciatura en Tecnología e Informática profundizó en ambientes virtuales de aprendizaje mediados por las TIC; y en la Maestría y el Doctorado en Educación se enfocó en los estilos cognitivos de aprendizaje, su interés por este tema le permitió seguir ligado a la Universidad liderando proyectos de desarrollo en conjunto con la Alcaldía de Manizales.
Un antes y un después
Aunque su paso por la educación fue constante desde el colegio, Camilo tuvo la oportunidad de ganar un concurso como profesor rural. A 96.3 km de Manizales, en el corregimiento de San Félix, de clima frío con grandes bosques de palma de cera llamado “El Paraíso del Norte”, se convirtió en el nuevo hogar de Camilo durante cinco años. San Félix, generó una ruptura en su vida. Como si fuera una metamorfosis, su manera de vivir y de pensar cambió del privilegio a la realidad.
Recuerda que entre lágrimas llegó a la estación de buses de Salamina acompañado por su madre. Allí, sin importar que apenas iniciaba la mañana, les informaron que no había transporte hasta el siguiente día. Su cotidianidad empezó a cambiar, sus salidas constantes y su vida social transitaron hacia el silencio de un territorio, a una escuela con infinidad de vulnerabilidades ubicada a una hora y media del corregimiento en bicicleta y a lomo de mula. “San Félix me hizo cuestionar todo. Lo que viví allá cambió mis prioridades, ahora quería trabajar por las comunidades”.
Alter Ego
Su nueva realidad se ha tejido con una de sus pasiones, la producción musical. A partir del Techno, un género de música electrónica, realiza performance para movilizar, promover narrativas sonoras y llegar de una manera distinta a la comunidad.
De esta iniciativa nacieron Vonkupffer y LadyAlberto dos alter egos que le permitieron encarnar a diferentes personas y desligarse del peso social para acompañar diferentes colectivos como el LGTBIQ+, afrodescendiente, feminista, entre otros, y movilizar los escenarios para la creación de políticas públicas desde la base, buscando la reivindicación de los derechos de estos grupos. Adicionalmente, la mayor parte de recursos obtenidos por estos personajes activistas musicales, sirve para aportar a la institución a la que pertenece y a los estudiantes que viven en estado de vulnerabilidad.
A Camilo no le cabe duda que tiene el sello de identidad UCM, la educación humano-cristiana le aportó a percibir el mundo como un lugar para hacer el bien a los demás. Su proyecto de vida es presentar el concurso de rector para la zona rural y seguir fortaleciendo las zonas apartadas de la ciudad, planteando la educación inclusiva como un proyecto político, crítico y pedagógico y seguir movilizando los escenarios para que los colectivos de base continúen las conversaciones que reivindique sus derechos.
Por Cristian Camilo Ruden Muñoz
Unidad de Comunicaciones
cruden@ucm.edu.co