“He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente, no se puede vivir la fe, los sueños sin comunidad, solo en su corazón o en casa, encerrado o aislado entre cuatro paredes, se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante”, en estas palabras del papa Francisco en el encuentro ecuménico e interreligioso con los jóvenes, y que enfatiza en la encíclica Fratelli Tutti, se evidencia la apuesta y el trabajo en comunidad que la Universidad Católica de Manizales realiza con una formación integral, en diálogo con el entorno, en la búsqueda de una transformación social y cultural.
La UCM posee en cada uno de sus estudiantes, colaboradores y profesores una variedad cultural que interactúa reconociéndose y diferenciándose en sus raíces, muestra de esto, es el potencial humano de la Institución. Según Lida Clemencia Sánchez Arias, trabajadora social de la UCM, en la Universidad se promueven espacios de co-creación, intercambio, solidaridad y caridad. «Las diferentes estrategias con que cuenta la UCM se adaptan para responder a los diferentes cambios culturales y sociales, entendiendo las realidades, las dinámicas y los entornos», señala.
Kenia Alejandra Rodríguez Aroca, estudiante caqueteña de cuarto semestre de Ingeniería Ambiental, manifiesta que su proceso de adaptación fue una experiencia nueva, donde notó el apoyo y la priorización de los estudiantes por parte de la UCM. “Me sentí como en casa. Los profesores, trabajadores y cada persona de la Institución hicieron que el cambio de ambiente y ciudad no fuera tan complicado, realmente pude evidenciar la amabilidad y fraternidad en aquellos que hacen parte de la UCM”, manifiesta.
Aunque la pandemia no le permitió extender su tiempo en Manizales, esos días los considera de gran valor para ella, en sus compañeros y docentes encontró grandes personas, de las cuales, a pesar de la virtualidad, sigue aprendiendo. “Creo que encontré la unión perfecta, una formación académica, pero también humana».
Un NO a los discursos de odio y exclusión
La formación con perspectiva humanística, científica y cristiana de la UCM y los valores institucionales que propenden por la defensa de la vida, la solidaridad, la justicia, la paz y la convivencia ciudadana, buscan contribuir en la construcción de comunidades fraternales que se encuentren en el otro, lo escuchen, entiendan, comprendan y apoyen, permitiendo contrarrestar las dificultades de adaptación, los cambios culturales y, lo más importante, el distanciamiento de unos a otros.
«Nuestra misión como Universidad es formar, estimular en los estudiantes un pensamiento crítico, pero también empático, que respeten las opiniones y decisiones de los demás, así yo no esté de acuerdo; todos podemos aportar y avanzar en la construcción de un país más justo, solidario y fraterno», explica Lida.
En definitiva la construcción de fraternidad en la UCM se refleja en apartes de las descripciones que realiza el Santo Padre en su encíclica, teniendo en cuenta «el amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Solo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos».